Declarado Bien de interés Cultural de Carácter Nacional por Resolución 1773 de octubre de 2007, el edificio del Archivo pretende ser la memoria de Colombia y una obra significativa cultural y arquitectónica, que revele la filosofía de la concepción archivística moderna y junto con el patrimonio documental que conserva, produzca el "milagro" de poner la memoria al servicio de la imaginación y de la poesía.
Es una meta difícil de alcanzar si se tiene en cuenta que un archivo, más que un edificio es un gran depósito, un almacén de documentos, donde no puede, por su función misma, la conservación, penetrar en su interior ni la luz, ni el agua, ni el aire, menos aún el polvo... es decir, ¡que un archivo es todo lo contrario de la arquitectura! Hasta la caverna, si se quiere percibir su espacialidad necesita la luz. Esta terrible limitación debía suplirse con imaginación, pero sobre todo con recursos propios de la arquitectura.
Descartada de inmediato toda tecnología costosa e innecesaria, que el clima seco de Bogotá no requería, como el aire acondicionado o sofisticados sistemas técnicos de ventilación y climatización, el primer esfuerzo se concentró en elaborar una piel, un elemento protector que resolviera esos inconvenientes: dobles muros, calados como poros para permitir el paso del aire, receptores de agua o canales en todo el perímetro para recoger el agua lluvia, o la humedad condensada; filtros para impedir el paso del aire contaminado del exterior; espacios interiores ventilados por ductos, particularmente en los depósitos; intercomunicación entre las fachadas asoleadas y las de sombra, y por último una clara diferenciación entre los espacios y lugares públicos y aquellos que conservan los documentos. Resueltos estos aspectos técnicos quedaba por resolver lo más difícil: la implantación del edificio en el sitio escogido y su arquitectura, es decir, esa obra significativa, que por su sencillez, su fuerza y su delicadeza, pudiera llegar a emocionar.
La implantación y la arquitectura fue en este caso generada por la relación con los edificios más significativos del entorno y por el fantástico espectáculo natural que rodea la ciudad, y que en el sitio mismo donde está ubicado el archivo, forma una concavidad de gran belleza natural. El edificio está conformado por dos cuerpos, uno al norte y otro al sur, relacionados por un espacio común.
El cuerpo norte se presenta, como un cubo que contiene un patio central circular, una rotonda de acceso a todas las dependencias. Esta rotonda actúa como un receptor, un tímpano que recoge todos los sonidos del entorno, y es además lugar de encuentro con la ciudad, en particular, con el gran espacio constituido por los cerros de Monserrate y de Guadalupe.
La transparencia entre el edificio y la ciudad, entre su interior y exterior y entre sus diferentes espacios, forma también parte de la composición arquitectónica de este cuerpo. Quiere significar además, que la transparencia de la arquitectura es esencial para la transparencia de la administración: es que el símbolo también forma parte de la arquitectura. El cuerpo Sur completamente cerrado contiene los depósitos de documentos. Mantiene la relación y la unidad con el cuerpo Norte por medio de grandes vanos "cerrados" por celosías o calados de ladrillo, la misma paramentación e igual altura.
- Área: 22500 m²
- Año: 1992
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Fotografías:Enrique Guzmán